Si una persona se para frente a un público, el auditorio estará pendiente en un 55% de su lenguaje corporal, en un 38% de su tono de voz y en un 7% de sus palabras. Para que una persona realmente sea escuchada necesita contar con una gran habilidad para lograr un equilibrio entre los gestos, el tono de voz y las palabras.
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